LA ILUSTRACIÓN
La Ilustracion es un
movimiento complejo sustentado por las clases altas y los gobiernos
absolutistas de la segunda mitad del XVIII
basado en la creencia supersticiosa de que la educación en el saber
racionalista, separado de lo sobrenatural, lleva a la virtud y a la felicidad y
por eso hay que imponerlo al pueblo desde el poder de la monarquía absoluta.
Afecta a todos los aspectos de la vida. En política es el despotismo ilustrado ,
que es la culminación de la monarquía absoluta cuando los ilustrados son dueños
del poder del Antiguo Régimen en la segunda mitad del XVIII. Su objetivo dicen
que es "hacer a los individuos virtuosos y a los pueblos felices",
arrancándoles de sus tradiciones populares a las que los ilustrados llaman
supersticiones, especialmente a la religión católica. Todo para el pueblo, pero sin el pueblo.
Como racionalista que es, la Ilustración, es un intento de revolución con
orden, mediante la educación y multitud de proyectos económicos, manteniendo
las riendas del poder. Pero les estalla la revolución liberal, que procede de
la Ilustración por vía de ruptura. Las ideas de los ilustrados, los
autodenominados filósofos, causaron la crisis de la monarquía en cuyo nombre
actuaban. La crítica de Cevallos a la Ilustración la mostraba como crimen de Estado, además de falsa filosofía.
Pretenden que el pueblo crea que será llevado a su perfección y a la felicidad
al margen de la religión y gracias a la educación y a los
proyectos económicos de los ilustrados bajo el poder absoluto
de la corona que ellos ejercen.
Las sociedades economicas de amigos del pais fueron los
núcleos de las oligarquías ilustradas de las ciudades españolas.
Los proyectos de los ilustrados los realizarán los
liberales, la nueva generación formada en las ideas
inculcadas por los ilustrados, pero que descubren que pueden ejercer un poder aún más absoluto en nombre del Pueblo, que en nombre del rey.
Se beneficia la alta sociedad oligárquica en ambas situaciones.
La Ilustración se basa en la creencia de que la ciencia y la educación
al margen de la Iglesia llevarán al hombre a su perfección moral.
Es el intento, imperante en las clases altas y en los gobiernos absolutistas de
la segunda mitad del XVIII, de cimentar
todos los aspectos de la vida social en un naturalismo racionalista.
Naturalismo es descartar, en la práctica, a Dios y a su Iglesia, descartar lo
sobrenatural.
Racionalismo es, en la práctica, la creencia de que la razón humana es lo
máximo existente; no es racional, es una creencia irracional, porque no se
puede demostrar racionalmente, por consiguiente es una creencia supersticiosa,
porque superstición es atribuir poderes a lo que no los tiene. Descartar la
sobrenaturalidad de la Iglesia es, en la práctica, convertir al hombre en el
ser supremo pretendidamente, porque en realidad es dejarle huérfano o
declararle hijo de padre desconocido.
La Ilustración, llamada Iluminismo en
otros países, hace que se llame al siglo XVIII el Siglo de las Luces, que son las luces de la razón
huérfana. Y también se denomina Enciclopedismo, por
el proyecto desarrollado por los ilustrados franceses, que se hacían llamar "los Filósofos", de recopilar en La
Enciclopedia todo el saber existente teñido de racionalismo, según la creencia
supersticiosa de que el saber racionalista separado de lo sobrenatural,
llevaría a la virtud y a la perfección al pueblo (aun en contra de su
voluntad). Esa creencia supersticiosa en la razón desemboca durante la
Revolución Francesa en la entronización en la catedral de París del culto a la
diosa Razón personificada en una mujer descarriada.
La Ilustración es en religión el deísmo, que
admite que Dios existe y que ha creado el universo y al hombre, puesto que está
demostrado filosóficamente, es decir, con la sola luz de la razón, lo que
expresaba Voltaire, el ilustrado más radical, diciendo que "no hay reloj
sin relojero"; pero el deísmo tiene la creencia de que Dios ya no se
relaciona más con el hombre y que la sociedad humana no debe estructurarse en
coherencia con ese hecho de la existencia de Dios.
En las artes, la Ilustración es el neoclasicismo,
tras el rococó.
Su filosofía es el viejo racionalismo del
XVII devaluado, vulgarizado al ser divulgado para ponerlo al alcance de las
tertulias de los salones de la alta sociedad.
El rregalismo, incluido en el absolutismo de los
ilustrados, es la política de control del gobierno del rey sobre la Iglesia,
imponiéndole las regalías o supuestos derechos absolutos del rey a mandar en la
Iglesia como en todos los demás asuntos y personas de sus dominios. Nace de las
ideas cesaristas de la Baja Edad Media que cristalizan en las monarquías
autoritarias del Renacimiento y desembocan en las monarquías absolutas, y,
sobre todo, en el despotismo ilustrado del XVIII y, después de la revolución
liberal, en la prepotencia del Estado contemporáneo, que se basa en la doctrina
del Pueblo Soberano, aún más absoluto supuestamente también.
Reforma impuesta en la vestimenta popular, recortando
coercitivamente las capas y sombreros. Esta nueva imposición dispara el
malestar, ya exacerbado por el encarecimiento del pan debido a la supresión de
la tasa del trigo, y estalla en el motin de Esquilache (1766).
Al año siguiente el gobierno absolutista hace firmar al rey Carlos III el
decreto de expulsion de españa de los jesuitas.
La educación es para los
ilustrados la clave para llevar al pueblo a ser feliz bajo su poder absoluto.
Además de controlar la
enseñanza universitaria y sacerdotal, crearon entidades culturales y
científicas, con una mentalidad redentora, en la creencia de que la cultura y
sus aplicaciones económicas llevan a la virtud.
La misma creencia les lleva a multiplicar las sociedades economicas de amigos del pais .
Sociológicamente
la Ilustración es sostenida por la mayor parte de la alta
sociedad (gran parte de la aristocracia con la realeza al frente, la mayor
parte de los intelectuales y de la burguesía, donde la hay, e incluso parte del
alto clero). El pueblo, por su parte, no sólo sigue apegado a la vida
tradicional, sino que la sigue haciendo avanzar, como se ve desde los niveles
más superficiales del desarrollo del folclore, hasta los más profundos del
desarrollo de la moderna devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que expresa y
cimenta aquella síntesis de la religión y de la vida que es el núcleo de la
tradición.